martes, 3 de junio de 2014

Sexo Egoísta

En la base del sexo está el egoísmo del gen que quiere perpetuarse o eso nos dijeron a los de mi generación desde las páginas de "El Gen Egoísta" de Richard Dawkins publicada en los setenta del siglo pasado. (Tener recuerdos del siglo pasado a veces resulta frustrante). Y hubo quien se lo creyó a pies juntillas y tildó el acto sexual como una simple impulso ante el que no podemos resistirnos. Se cargaron el romance y las motivaciones emocionales que acompañan al acto más íntimo entre dos personas ( o más de dos, que cada una lo lleva como le apetece). O eso creyeron, que se lo habían cargado. La cosa se resumía en que si quieres follar, folla y a otra cosa. Tampoco voy a criticar a quienes lo hacen así, todas hemos echado una cana al aire (aunque nos tiñamos), pero de ahí a que el sexo sólo sea un intercambio de fluidos de todo tipo y nada más, media un mundo. Los polvos que una pega para desahogarse están muy bien, pero lo que permanece en el recuerdo es lo que haces por amor, por pasión, por entrega. Cuando estás más pendiente del otro y quieres que comparta contigo lo que estás sintiendo. Eso es sublime.
Digan lo que digan, existe una diferencia entre un buen polvo y hacer el amor... O es posible que yo sólo sea una romántica.

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